Belleza

A las afueras de mi ciudad, en una suave curva a la derecha, el tren recorre un tramo ligeramente sobre el terreno que rodea la vía. A la izquierda, puede verse la autopista, generalmente con tráfico denso a esa hora de la mañana en la que suelo ir a trabajar... Más allá, unos campos y después los edificios de una ciudad-isla, en medio de ninguna parte.

Hoy, la belleza de ese paisaje tantas veces visto me ha llamado la atención de nuevo. El cielo, cubierto de núbes translúcidas, se iluminaba con tonos casi irisados, llenándolo todo de un tono rosado precioso. He mirado ese cielo mientras el tren se desplazaba en el silencio lleno de música que me proporciona el iPod, aislado de los murmullos de la gente. He mirado hasta que el sol me ha dejado una marca oscura en la retina y he tenido que apartar la mirada, de vuelta al vagón.

He mirado alrededor y nadie más parecía darse cuenta del espectáculo gratuito matutino de luz y nubes... Hasta que el tren ha finalizado la curva y se ha introducido en un túnel.

Pese a todo, la imagen ha continuado en mi memoria, como si ese túnel no hubiera sido más que un pestañeo de la vida.

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